TODOS LOS LIBROS
«Así que tenemos ocho meses escasos —me dijo—para hacer todas las cosas que nos quedan por hacer.»
Yo, inmediatamente, pensé en los libros. Mi vecino tenía razón: en ocho meses me iba a resultar imposible leer todos los libros que aún no he leído. Y son tantos que no sé de cuáles prescindir. ¿Me centro en los clásicos o en las novedades? ¿En los libros de habla hispana o en los de lengua extranjera? ¿En la literatura infantil o en la juvenil?.
¿Y qué hago con las relecturas, con todos esos libros maravillosos a los que prometí volver algún día, como quien visita a un amigo?.
No recuerdo cuál fue mi primer libro. No sé en qué circunstancias pudo caer en mis manos ni el motivo que me llevó a abrirlo y a pasar sus páginas. Probablemente la curiosidad, o el deseo de imitar a mis hermanos mayores. A lo mejor me estaban saliendo los dientes y necesitaba morder algo. No lo recuerdo, pero tras ese primer libro hubo otro, y después otro, y otro más…, hasta hoy.
Y la verdad es que no sé qué habría sido de mí sin ellos, sin todos y cada uno de los libros que he leído. Sería otra persona, sin duda. Alguien totalmente distinto, con menos palabras y menos recuerdos.
¿Cómo ser el mismo sin haber visto una puesta de sol desde el asteroide B 612, sin haber encontrado muerto a Platero un mediodía, en su cuadra, o sin haber compartido Adivina cuánto te quiero con mi hija?.
Mi hija…, tan pequeña que aún no sabe leer. ¿Cuántos libros se va a perder?.
Menos mal que cada noche, desde siempre, le hemos leído un cuento antes de dormir… ¡A partir de ahora, serán dos! .
Y si se acaba el mundo el 21 de diciembre, que nos pille en la biblioteca, como todos los viernes.Roberto Aliaga
Escritor de literatura infantil
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